CUÉNTAME UN CUENTO: “El Corazón y la Botella”
11.11.2014 14:37
Una de las tareas más difíciles que nos toca como padres, es darles a nuestros hijos la triste noticia de la muerte de un ser querido. Y doblemente difícil, porque además de sentir temor, a veces desconcierto y mucha pena ante la reacción de los pequeños, nosotros mismos estamos sumergidos en una montaña rusa emocional de dolor, rabia y shock, que conlleva un duelo. Y porque sabemos que la noticia es sólo el comienzo de muchas preguntas que los niños nos harán, que los ayudarán a procesar este dolor.
El libro que quisiera comentar, “El Corazón y La Botella” de Oliver Jeffers (2010), no aborda como tema central la muerte, ya que esta misma es incluso una hipótesis en el relato. El cuento, que debo decir es de pocas palabras (pero las justas y necesarias) y con una gran riqueza en sus imágenes, y que por ello es tan bien recibido por los niños de diferentes edades, trata sobre una niña pequeña y ávida por conocer el mundo, que con la compañía de su abuelo (al menos así lo han imaginado mis hijos tanto de 4 como de 9 años) o cuidador, experimenta momentos inolvidables y hermosos en su niñez. Junto a él, se siente segura, confiada y comparte grandes sueños y fantasías, e imagina y construye increíbles teorías sobre cómo funcionan el universo, nuestro planeta y los seres vivos.
Pero (también imaginamos), su abuelo fallece. Y esto produce en ella un dolor enorme, por lo que, explicado en forma muy sencilla y apta para los niños más pequeños, decide colocar su propio corazón en una botella y llevarla de colgante en su cuello, pensando que con ello se sentiría más segura, al menos por un tiempo. Esta medida resulta bien al comienzo y la niña crece, pero se convierte en una mujer que ha olvidado sus sueños y curiosidad y siente un gran peso con esta botella, y cuando necesita recuperar su capacidad de asombro, busca diferentes maneras de romperla y volver a colocar el corazón en su lugar. Como último detalle, les puedo comentar que lo más bello del cuento es la forma en que finalmente lo logra, sorprendiéndonos también a quienes lo leemos con sus últimas palabras.
Es así, como sin mucha información e invitándonos a rellenar bastante la historia con nuestra imaginación, el cuento nos invita a reflexionar sobre cómo las personas, por intentar proteger nuestros sentimientos y emociones, al vivir una experiencia de amor profundo y luego perderla, a veces decidimos anular nuestros propios sentimientos, como si los pudiéramos congelar u obviar, con la idea absurda de que con ello no experimentaremos más dolor. ¿Quién luego de un fracaso en el amor, por dar un ejemplo, no se ha dicho a si mismo alguna vez: “¡No me volveré a enamorar jamás”!? A veces pensamos que este es tema de adultos, pero los niños también desde muy temprano aprenden a ocultar sus sentimientos, negarlos o reprimirlos y leer el cuento con ellos puede ayudarles y ayudarnos a nosotros mismos a encontrar y reconocer esos dolores tan bien guardados. Les recomiendo este cuento, porque nos muestra la vida con esa doble faz del amor y el dolor intenso ante la pérdida y que ambas experiencias, al final de cuentas nos hace sentirnos completamente vivos.
PSICOMAMÁ
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